jueves, 28 de abril de 2011

TÉCNICA

Uno de los primeros aspectos que debemos destacar al hablar de “técnica” es que esta actividad no es privativa del hombre, sino que además se manifiesta en todo ser viviente y responde a una necesidad de supervivencia.
En los animales la técnica es instintiva y característica de la especie (los pájaros de distintas especies tienen técnicas diferentes para construir sus nidos – horneros, jilgueros, etc.-; lo mismo vale para las hormigas, que construyen sus hormigueros según la clase a la que pertenezcan; sólo por citar algunos ejemplos).
La técnica humana vincula a los procesos de transformación de la naturaleza con el objeto de cubrir diferentes tipos de necesidades, desde las más básicas ligadas a la supervivencia, hasta las necesidades más sofisticadas, relacionadas con el ocio y la calidad de vida. En este sentido, las diferentes concepciones acerca de la “técnica” reflejan distintas actitudes, en unos casos favorables al desarrollo tecnológico de las sociedades, en otros muy críticas ante el mismo.
En la antigua Grecia, la distinción entre técnica y arte era escasa. La techne no era una habilidad cualquiera, sino la que seguía ciertas reglas. Por ello, este término ha sido utilizado también en el sentido de “oficio”. La techne implicaba la aplicación de una serie de reglas por medio de los cuales se seguía algo. De ahí que existiese una techne de la navegación (arte de la navegación), una techne del gobierno (arte de gobernar), una techne de la enseñanza (arte de enseñar), etc.
A lo largo del periodo medieval, se siguió usando el término ars en el mismo sentido que la techne griega. Para el cambio fundamental se produjo en la Edad Moderna, período en el que se propicio una visión y reflexión sobre la techne, en el sentido que se le da en la actualidad.
Si consideramos la perspectiva griega, la técnica se encuadraba en un contexto social, ético y metafísico que indagaba cómo y por qué se producía un valor de uso, desde su origen en la mente humana hasta la finalización y materialización concreta del producto. En cambio, para la modernidad, la noción de técnica se reduce a un aspecto puramente instrumental.
Es a causa de este reduccionismo instrumental de la técnica que surge la necesidad de tener una visión más abarcadora de los “haceres humanos”, que permita relacionar el conocimiento científico con los modos de construcción.
Podemos afirmar que la técnica, definida desde un punto de vista general, constituye el conjunto de procedimientos que tiene como propósito obtener un resultado determinado. Paralelamente, también podemos aludir con el mismo término a la pericia o a la capacidad que se pone de manifiesto en el momento en el que se lleva a cabo una actividad. Así, pues, es preciso que consideremos que estos procedimientos o pericias no excluyen la creatividad como un factor importante que interviene en la técnica.
En resumidas cuentas, la técnica implica no sólo el conocimiento de las operaciones, sino el también el manejo de las habilidades y los conocimientos técnicos, sin olvidar tampoco la capacidad de invención. Históricamente, se ha basado tanto en conocimientos prácticos transmitidos como en la experiencia y /o la intuición.




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